Mi
colega Jefferson Thomas recibió el otro día un mensaje hilarante de un cantante
sobre la disponibilidad de un bajista para un bolo:
“¿Está
disponible para el bolo o está intentando “montárselo”?
Nos
echamos unas risas, y no olvidemos que ¡todo chiste tiene parte de verdad!
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Una
carta a todos los músicos.
Nosotros
tocamos música porque nos gusta.
Aunque
durante el proceso durante el cual intentamos “hacer carrera”, “lograrlo”, tener
bolos, ganarse la vida y estar en la cima, es de ley para todos tomarse
un respiro.
Debemos
darnos cuenta que estamos constantemente siendo forzados a ser “estrellas”, y
nos afecta colectivamente. Es fácil olvidar por qué nos gusta tocar y convertir
la simplicidad de una canción en un laberinto de espejos.
Todo se
ha resumido en la calidad de la web, los bolos, las giras, las fotos, el Twitter,
los éxitos de YouTube para muchos de nosotros. Es muy bueno cuando estas cosas
apoyan la música, pero cuando se vuelve más importante que la música, lo que
permitimos es que toda la vida se contamine con el “nunca es suficiente”.
La
enfermedad de la comunidad musical (y el negocio del espectáculo) que quiere “algo
a cambio de nada” está aumentando. Espectáculos como American Idol y estrellas
de internet repentinas hacen sombra a los artistas que merecen la pena de la
visión pública. Pero aún peor… Ellos transmiten la ETM (Enfermedad de
Transmisión Mental) de “hacerlo a lo grande”.
Ahora
el público también puede sentir la adicción de “genial, ahora yo también puedo
ser una estrella”. Cuando ven el talento mediocre de media que se está
promocionando, saben que alcanzarlo está a su alcance. Un bebé puede cantar “Hey
Jude” y convertirse en una estrella.
El
público solía apreciar ver a alguien hacer algo que ellos NO PODÍAN hacer.
Imagina
que todo el mundo dejara de intentar “conseguirlo”. Imagina que TÚ dejaras de
intentar “conseguirlo”. ¿No serías feliz? ¿Qué es lo que cambiaría?
Nadie
de los que se lo “montan a lo grande” me engaña. Se les recuerda como un
titular temporal en un periódico.
Acudo a
ti, querido músico, a abandonar ese “montárselo a lo grande”. Tan solo haz lo
que haces, deja que la profundidad hable por sí misma con su serena voz.
Continúa y vive de lo que sale de tu corazón.
¿Por
qué escribo esto? Para darle valor a la comunidad musical de alguna modo. Para
orientar a los estudiantes y aspirantes a profesionales en la dirección que les
haga florecer.
En
retrospectiva, la única cosa que ha hecho mi carrera buena ha sido estar al
100% en la música y sentir la diversión natural que proviene de ello. Cualquier
otra cosa NO ha funcionado. Y creedme, ¡lo he intentado!
Buena
suerte, y ¡diviértete!
Traducido por Paloma Pomares
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