La otra noche, durante las pruebas de sonido para
un bolo en el Viena Mozarthaus, hice la prueba de una manera muy sencilla.
Luego, el bolo fue mucho más relajado y fácil.
No siempre ha sido así. ¿Qué hice correctamente?
He tenido noches donde he luchado contra la
guitarra, la he vencido, la he superado hasta la sumisión y he hecho lo que he
querido hacer, incluso ahogado en sudor.
¿Por qué fue tan fácil hace dos noches? Hey, ¡tal
vez 5 años de duras giras al final me hicieron aprender algo!
Esto puede sonar trillado – pero es bastante
profundo: No ofrezco “resistencia” a lo que estoy escuchando. No permito que un
“concepto mental” haga que no me guste lo que “está pasando en el momento”.
Esto significa que no hay que preocuparse de lo
que piensa cualquiera, no hay que sentir que uno está “obligado” a tocar algo
cuando no se está de humor, y significa que tampoco “planees la siguiente nota”
mientras estás tocando.
Significa “mantente en el presente”
Mi calentamiento fue fácil y llevadero. No ensayé
todas mis partes en el back stage, pero estuve tocando en un rincón donde
podría moverme como una máquina recién engrasada. Casi como te imaginas que
calentaría un tenista.
El sonido del bolo fue perfecto. Simplemente
trabajé con lo que tenía y escuché atentamente, cada momento y disfruté de lo
que escuchaba. Cuanto más escuchaba y aceptaba, el sonido me parecía mejor.
Tal vez no sea coincidencia que había “meditado”
30 minutos esa tarde. Mi concentración diaria a veces se trastoca cuando viajo
mucho. Pero despúes de ver como afectó a mi último concierto, estoy determinado
a continuarla por el resto de la gira.
Mejor enfocarme en lo que “está en frente de mi”
(por ejemplo: el momento actual), que en esperar “algo más” que me tranquilice.
No gasto energía en “presionar” al presente. Puedo oir y sentir la diferencia.
30 minutos de silencio, inténtalo ¡te gustará!
Traducido por Paloma Pomares
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