Gasté años de tiempo valioso, millones de dólares y mucha
frustración en mi objetivo de convertirme en un gran guitarrista y tener una
carrera profesional. Si hubiera sabido entonces lo que se ahora, podría haber sido
profesional mucho antes de lo que en realidad me supuso.
Los errores que cometí al principio son demasiados para enumerarlos
en un solo artículo. Tal vez debería escribir una serie de artículos llamados “Mis
estúpidos errores”. Me centraré aquí en los errores que tal vez algunos de vosotros
puede que cometáis (¡y espero que evitéis!).
Yo era un estudiante terrible como guitarrista principiante
e intermedio. De hecho, fui un estudiante terrible incluso antes de tener un
profesor. Intentaba aprender por mí mismo a los 13 años. Era tan malo, que no
podía encontrar al maestro que tenía en mí para hacer que yo, como estudiante,
hiciera lo que me decía a mí mismo que tenía que hacer. Después de un comienzo
muy entusiasta (pero improductivo), abandoné la autodidáctica.
¿Quién tiene la
culpa?
Después de tirar los dos primeros años, empecé a tomar
lecciones con un profesor local. Pronto me aburrí, culpándole por la falta de
progreso y cambié de profesores. Esto ocurrió 5 o 6 veces durante los siguientes
18 meses. A pesar de que estaba progresando mucho más rápido que cuando no
tenía profesor, no obtenía los grandes resultados de las clases que esperaba. Recordándolo
ahora, algunos de mis profesores eran muy buenos y unos pocos no lo eran. Pero
puedo ver ahora que la mayor parte del problema era YO. Incluso cuando estaba
estudiando con mi peor profesor, podría haber progresado de 2 a 5 veces más
rápido con él que lo que hice si hubiese hecho lo que me pedían.
Como estudiante, pensé que sabía lo que más me interesaba
aprender. Pensé que debería ser el único que le dijese a mi profesor qué
enseñarme. Pensé que el trabajo del profesor era enseñarme lo que yo quería
aprender cuando yo lo pidiese. Y también pensaba que tenía el derecho de
decirle cómo y qué enseñar.
Años más tarde, después de tener la oportunidad de estudiar
con 3 profesores verdaderamente estupendos, aún echaba la culpa a los profesores
por mi falta de progreso en mis primeros años. Pronto, después de empezar a
enseñar a otros profesionalmente, me di cuenta que mi falta de progreso como
estudiante era en gran parte mi propia falta que la de mis profesores. Lo que
ahora es tan obvio, era inconcebible cuando era adolescente. Y este simple
hecho me causó más daño en mis primeros años que cualquier otra cosa.
El primer gran cambio
En 1989, estaba recibiendo clases de un profesor local
llamado Randy. Como de costumbre, no sentía que estaba progresando mucho.
Durante una lección, le dije a Randy que esa iba a ser mi última lección. Él me
dijo “De ninguna manera Tom, no vas a desapuntarte, ¡no te voy a dejar! ¡Me he
volcado en ti y no voy a dejar que lo dejes!” Tengo que decirlo, ¡estaba
asustado!
Aún era un crio y pensaba que estaba sentado en una pequeña
habitación con las puestas cerradas ¡con una especie de psicópata! No sabía si
ese tipo estaba enfadado o qué, todo parecía un poco absurdo para mí en ese
momento. Él siguió explicando varias cosas sobre el procedimiento de
convertirse en un verdadero músico (muchas de las cuales no entendí en ese
instante).
Su objetivo era que
me centrara en unos objetivos a largo plazo, beneficios y resultados que quería
obtener de la música y que le dejara centrarse en cómo me iba a llevar a ese
punto. Recuerdo perfectamente cuando me dijo “No cuestiones mis métodos de
enseñanza, Tom, porque no tienes el conocimiento, experiencia o técnicas de
enseñanza que tengo yo. Si quieres estudiar matemáticas, literatura inglesa,
fútbol, golf o cualquier otra cosa, es el maestro, profesor, instructor o entrenador
quien determina los procedimientos, formatos y métodos que serán utilizados
para enseñar la materia, no el estudiante. Crees que “sabes” como juzgar mi
modo de enseñar, pero no lo sabes. Piensas que sabes cuál es la mejor manera de
aprender música, pero no es así. La gente que piensa de este modo son los que
hacen que pierda mí tiempo como profesor. Porque hay pocos guitarristas “verdaderamente
buenos” en el mundo comparados con las masas que no son “muy buenos” y nunca
serán “muy buenos”. No seas ignorante, Tom. ¿Quieres ser capaz de hacerlo que
hago con la guitarra o no? Yo
lo hago, tú también puedes.”
Palabras
francas, ¿eh? Por eso las recuerdo tan bien. Randy siempre decía las
cosas como eran. Fui a hablar con él para decirle que yo tenía que sentir que
las clases iban a darme beneficios inmediatamente (o en un futuro cercano) o en
su lugar me iba a desapuntar. Me
respondió algo con efecto:
“Aprender a tocar la guitarra y la música es un reto a largo
plazo. Los mejores guitarristas no se han vuelto geniales por pensar del modo
que tú lo haces ahora mismo, Tom. Estos guitarristas entendieron, y se comprometieron
ellos mismos, a este procedimiento a largo plazo. Si no adoptas esta
perspectiva, ningún profesor podrá ayudarte. Necesitas aportar un esfuerzo
honesto. No obtendrás los resultados que quieres sin tener un compromiso serio.
Es así de simple.”
Después de la clase, volví a casa para pensar lo que dijo.
Aún pienso que Randy estaba un poco chiflado, pero dentro de mí, sabía que ese
tipo estaba mirando por mis intereses. Sé que lo que hizo era por mi bien.
Randy tuvo un próspero negocio dando clases de guitarra, con
una lista de espera de gente que quería dar clases con él, así que estaba claro
que no estaba preocupado por perder dinero si yo me desapuntaba. Creyendo en
sus palabras sinceras, apliqué su consejo en serio. Me convenció para seguir intentándolo,
motivarme, creer en mí mismo, confiar en mi potencial y en sus habilidades de
enseñanza.
He logrado muchas cosas desde 1989. Randy me inspiró y guió
en una temporada crítica en mi aprendizaje. En cierta manera, mi vida sería
diferente hoy si él no hubiera encontrado una manera de mantenerme motivado,
enseñarme e inspirarme para continuar siendo su estudiante. En retrospectiva,
puedo ver que mis clases con Randy estuvieron bien. Algo que no veía en aquel
tiempo.
Volviendo a mi experiencia podría haber aprendido algo de
las mismas cosas que él me enseñaba por otros medios como los libros. Obtuve
muchos libros buenos y videos, pero no hay equivalente de recibir clases
periódicas de un profesor y guitarrista experto. Lo que tiene más valor de esto
para mí no es lo que Randy me enseñó, sino la manera en la que me lo enseñó y
la manera en la que él me daba la información correcta en el momento preciso.
Solo eso era más valioso que el precio que mis padres estaban pagando.
Más años gastados en
autodidáctica (de nuevo)
Después de 2 años dando buenas clases de guitarra, Randy se
mudó y fui forzado a encontrar otro profesor o volver a aprender por mi cuenta.
Hice ambas opciones y fallé estrepitosamente en las dos durante los siguientes
3 años. Pasé entonces por una serie de profesores mediocres (y un par muy
malos). Aprendí un par de cosas aquí y allá, pero no obtuve el verdadero
progreso que conseguí con Randy. Así que lo dejé.
Por un momento, me determiné a enseñarme a mí mismo, y le
dije a mis amigos “Me enseñaré a mí mismo, no necesito gastar mi dinero en un
profesor, puedo hacerlo bien por mi cuenta.” Claro que mejoré algo, pero
también me enseñé incorrectamente y eso ralentizó mi progreso. Por supuesto que
no me di cuenta de esto al principio, pero con el tiempo esto se volvió más y
más obvio hasta que no supe lo que estaba haciendo.
¡Solución sencilla!
Por supuesto que se necesitan más cosas para alcanzar los
objetivos musicales ambiciosos, pero mi crecimiento musical habría cambiado
rápidamente si hubiese hecho cuatro cosas, muy sencillas:
Paso 1: Encontrar un buen profesor de guitarra.
Paso 2: Decirle al profesor cuales son mis objetivos.
Paso 3: Hacer lo que el profesor me diga que haga para
alcanzar mis metas.
Paso 4: Continúa repitiendo el paso 3 permanentemente.
¡Cambio repentino!
Llegué a entender que mis sueños de convertirme en un gran
músico profesional se estaban volviendo más difíciles de alcanzar. La idea de
que nunca podría alcanzar mis metas de por vida me afectó de un modo muy negativo.
Estaba claro, necesitaba más que un buen profesor, ¡necesitaba re-motivarme a mí
mismo! Busqué al mejor profesor que pude encontrar usando los trucos que
desarrollé para evitar a los mediocres. Encontré un gran profesor, su nombre
era Jack Wilson. Estudié con él durante 2 años. No era solo mi profesor, sino
un mentor y ahora un buen amigo. Puedo decir con completa certeza que, si no
hubiera estudiado con Jack, no estaría escribiendo esto, o vendiendo álbumes y
haciendo giras por todo el mundo, o habiendo enseñado a montones de personas
para alcanzar sus metas. Obviamente le debo mucho a él.
Una decisión importante hace la diferencia.
Es increíble como una decisión (en mi caso, estudiar con
Jack y confiar en su instrucción), me ha llevado a un gran éxito años después
tanto en el campo artístico como en el profesional. Cuando conocí a Jack, él no
dijo “Hola Tom, encantado de conocerte, voy a enseñarte como cambiar tu vida”.
Pude ver que era un experto y un excelente profesor de guitarra, así que
continué estudiando con él. Como profesor, me dio las herramientas necesarias y
me enseñó CÓMO USARLAS.
Después de tal vez un año de lecciones, el lado mentor de
Jack salió a la luz. Como mentor, vio en mí algo que poseía, algo que no podía
ver por mí mismo… potencial. Los verdaderos mentores no te dan un puñado de
semillas. Ellos encuentran las semillas que están en ti y las adoban con
fertilizante. Algunos días las semillas necesitan agua, otros días tiempo y el
sol tienen que hacer su parte. Los grandes profesores como Jack Wilson son muy
raros y fui muy afortunado de haber estudiado con él. ¡Gracias Jack!
¿La moraleja de la historia?
Un profesor mediocre puede ayudar a un buen estudiante más y
más rápido que un gran profesor pueda ayudar a un estudiante mediocre. Me tomó
tiempo aprender de mis errores. Mi consejo para vosotros es que seáis más
listos y que evitéis estos errores desde el principio.
http://tomhess.net/Articles/AreYouABadStudent.aspx
Autor: TOM HESS
Traducido por Paloma Pomares
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