Guitar resources - Recursos de Guitarra

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La importancia de las influencias

Quiero comenzar este artículo comentando lo que sucedió el pasado 20 de abril. Guns and Roses presentaba la segunda fecha programada para la ciudad de México en el marco del tour “Not in this lifetime”.


  

Me encontraba sentado en las gradas aguardando a que comenzara el show; en ese momento, comenzó en mi cabeza un flashback de mi vida; vi cómo aproximadamente 24 o 25 años atrás, tomé por primera vez una guitarra española a la cual le faltaba la primera cuerda (y le faltó durante varios meses); era un instrumento amarrado con un lazo ayudado con pegamento blanco, para unir las tapas con los costados ya que estaba rota. Si bien mi padre y mi hermano tenían sus propias guitarras en ese momento yo "era solo un chico de 9 años" y al parecer pensaban que solo jugaba. Sin embargo eso no me importó; recuerdo que en esa guitarra toqué el intro de Dont Cry, aprendí mis primeros acordes tocando “used to love her” y knocking on heavens door; también vi en mi mente lo ridículamente animado que me ponía viendo casi diario un video de GnR en vivo desde Tokio y era feliz con mi inocencia imaginando como hacía el greñudo del sombrero para sacar tal o cual sonido. Fue hasta un día, cuando por fin logré tocar Dont cry completa, aunado con la visión de un video de otra gran banda “wake up dead” de Megadeth, decidí que definitivamente quería ser músico y desde entonces he vivido obsesionado con mi instrumento. Posteriormente en 1996, sufrí un pequeño luto al darme cuenta de que probablemente nunca tendría la oportunidad de escuchar en directo a la que entonces era mi banda favorita, ya que durante su primer visita a México, aun era muy joven y me fue imposible asistir.

Continuaba esperando la primer canción y me sorprendía cómo había mantenido escondidos todos esos recuerdos, en los que guardaba gran parte del secreto de mi origen como guitarrista y sobre todo, no podía creer cómo había sido capaz de encajonar todos esos sentimientos en algún lugar de mi cerebro. Entonces se escuchó el bajo de Duff Mackagan con it's so easy y las lineas del tiempo se desbarataron por un instante mezclando al pasado, presente y futuro en un solo punto.

Es verdad que los años continuaron su curso desde que era un niño a la fecha y con ello conocí música nueva y mis gustos fueron cambiando. Ahora soy consciente de la inmensidad de Pink Floyd, de la monstruosidad de Guthrie Govan, de la maestría de David Russel, la elegancia de Joe Dorio; he tocado a Vai, a Dream Theater y a Malmsteen; tuve la oportunidad de escuchar a varios de mis favoritos en directo; sin embargo, creo que nunca viví un concierto de una manera tan visceral como este, disfruté cada momento, no me decepcionaron en absoluto, fue regresar a ser niño, simplemente, recordé de donde vengo y me queda mas claro que es algo que nunca debo olvidar, pero sobre todo, el panorama del futuro también se aclaró de una manera importante.

Ahora, ¿Por qué compartir esta historia tan larga? Básicamente, es el resaltar cómo las influencias trabajan en nuestra formación como músic@s. Recuerdo que en algún momento de mi vida, incluso llegué a menospreciar a guitarristas del estilo de Slash o el mismo Carlos Santana, por tener la errónea creencia de que era necesario ser una ametralladora de notas para poder ser considerado “bueno”. No obstante, cuando me escucho en la actualidad, me doy cuenta de que los rasgos que me otorgan cierta identidad, vienen precisamente de esa escuela de guitarristas mas melódicos, bluseros y sencillos estilísticamente hablando. Al igual que sucedió conmigo, he visto que esto ocurre de manera recurrente en los músicos, sobre todo en la etapa en la que ya no somos principiantes, pero tampoco damos el salto a expertos, y creo que es la razón por la cual resulta común perder no solo el rumbo del camino; muchos entierran tan hondo la primer piedra del edificio, que tarde o temprano olvidan la razón de ser del edificio que se está construyendo y creo que es una de las razones por las cuales terminamos perdidos entre la masa.

Así que ¿Cómo funcionan las influencias específicamente? Considero que existen muchas maneras de analizarlo, pero en lo personal me gusta destacar tres etapas que van muy emparentadas con nuestro desarrollo humano: el “nacimiento musical”, la “adolescencia Musical” y la “madurez musical”. Lo curioso de esta perspectiva, es que evidentemente, la edad del músico no siempre coincide con la edad del individuo, es decir, puede existir un chico de 20 años que biológicamente sea un puberto, pero con una gran madurez musical, sin embargo, nuestra capacidad mental, así como la evolución psicológica y personal, si que está ligada a nuestra actividad musical.

Entrando en materia durante el “nacimiento musical”, conocemos a esos músicos que nos introducen al mundo de los sonidos, es decir, los que nos inspiran nuestras primeras canciones. No importa si la primera vez que tomamos la guitarra fue para llamar la atención de una chica, esas notas iniciales, quedarán grabadas en nuestro subconsciente y en gran medida son las responsables de que decidamos o no continuar con el viaje.

Como a la mayoría de nosotros, nos ha costado mucho esfuerzo aprender los primeros acordes, es normal que durante esta etapa escuchemos y toquemos cosas muy simples. Si bien considero positivo estar en contacto con todo tipo de música desde el principio, considero necesario y deseable que estos primeros pasos siempre ayuden a motivar al nuevo aspirante y no a desesperar y obligarlo a claudicar. Lo mas común en este punto, sabiendo que siempre hay excepciones, es comenzar a tocar algunos riffs sencillos y la mayoría emblemáticos, si bien en mi opinión es deseable que desde el principio se intente la canción completa, muchos hemos aprendido haciendo solo intros. Algunos ejemplos son: “Come as you are” de Nirvana, “Paranoid” o “NIB” de Black Sabbath, “Satisfaction” de los Rolling Stones, “Seek and Destroy” de Metallica me parece un excelente ejercicio para aprender a hacer Palm muting, “ highway to hell” de AC/DC también es buena opción, etc, etc. Afortunadamente, existen piezas sencillas dentro de todas las ramas del rock, que nos permitirán comenzar a practicar nuestro instrumento. Es muy normal que en este nacimiento, desarrollemos una admiración inmensa por est@s músic@s y con el tiempo, es bueno estudiar cada vez mas de quienes nos vaya inspirando hasta llegar a conocer su estilo a profundidad, esto se da comunmente durante el paso del nacimiento a la adolescencia y se consolida en la adolescencia.

Ejemplos hay muchos, recuerdo a Yngwie Malmsteen comentar su obsesión hacia Hendrix, Richie Blackmore y Paganini; por su lado Dimebag Darrel nunca ocultó su admiración hacia Van Halen’ al igual que John Petrucci no niega a Metallica como influencia o Esteve Vai a Frank Zappa, y así podemos ir sumando ejemplos. Lo importante a resaltar aquí es lo siguiente. Si aun vas comenzando, procura nunca olvidar a estos primeros maestros porque ellos son la base de lo que vendrá despues, atesóralos y valóralos como es debido; por ahora no te preocupes por ser el pistolero mas rápido del barrio, analiza cosas como el vibrato, la afinación de los bendings y los fraseos de todos estos guitarristas que tocan de manera más pausada. Si ya tocas mucho o incluso eres todo un maestro, te recomiendo que cada cierto tiempo, regreses a las raíces y no descuides los aportes que estos músicos han hecho a Rock. Está genial desarrollar la técnica y lo mas sano y congruente es siempre plantearse retos cada vez mas grandes, pero recuerda nuevamente, la técnica sirve a la música y no al revés, aunque domines frases a 250 bpm o mas rápidas, un par de negras y algunas redondas siempre darán mas interés a tu música.

Cuando seguimos con el trayecto, llega el momento en el cual el aprendiz ya desarrolló una habilidad importante; esto a lo que llamo “adolescencia musical”. Las características son que ahora llaman la atención nombres como Michael Angelo Batio, Michael Romeo, o incluso Thiago de la Vega. Entonces decidimos ser shredder y eso está muy bien, pero hay que tener cuidado porque es también en esta parte de la historia en la cual los pies tocan el suelo solo con las puntas y en muchas ocasiones ya estamos volando. Entonces comenzamos a ver a nuestros compañeros hacia abajo y entramos en un modo de competencia que si no es llevado adecuadamente, puede ser mas nocivo que productivo. Me es sencillo recordar la infinidad de veces que he leído en esos grupos tan nocivos de Facebook, o los momentos en que se me acercan músicos jóvenes, hablando de niveles, haciendo comparaciones entre guitarristas sin ningún sentido, hablan de quien es el mejor cómo si se tratara de un deporte en el que hay que ganar. Es decir, normalmente olvidan lo primordial que es la música; olvidan que muchas veces menos es más y que incluso en el mundo clásico, ha existido gente como Erik Satie, que aborrecían cualquier tipo de exceso técnico musicalmente hablando.

También existe la contra parte, y es el guitarrista que odia la velocidad y que su argumento se centra en que solo quiere tocar lo que sale del alma, dice que es mejor tocar dos notas bien hechas que mil embarradas y tiene toda la razón. Llegar a pensar así en efecto en apariencia puede denotar madurez. Pero al igual que con el “adolescente musical” anterior hay que tener cuidado y revizar los matices. Ejemplo, hay que cuidar que estas palabras no sean producto de la pereza; que en realidad lo que nos motive no sea el evadir aprender las escalas, armonía y pasar horas en el instrumento. Suena crudo, pero también es una realidad, ademas esta actitud también puede llevar a fomentar un ego fuera de control. Tomemos en cuenta que si queremos lograr ser músicos profesionales, la preparación es importante; si bien la velocidad como dijo Emilio Pujol en su cuarto libro de la escuela razonada de guitarra, depende incluso de cosas tan subjetivas como nuestro temperamento, nuestro deber es nunca dejar de aprender y expandir nuestro abanico de posibilidades. Aquí el papel de las influencias es crucial, nuevamente, si ponemos los oidos en BB King, nos daremos cuenta que aunque no es un shredder, el señor si que contaba con recursos armónicos, melódicos e interpretativos; la maestría de David Gilmour se encuentra en la respiración de las frases, y aunque sus movimientos rara vez son rápidos, nunca suenan torpes; otro grande que sin duda cabría aquí es Jeff Beck, sus frases obedecen a las necesidades de lo que esté tocando, su sonido es completamente natural, su técnica es depurada y los recursos armónicos están a la orden; de esta manera podemos seguir ampliando la lista.

Ya sea que estemos en camino del shredder o del guitarrista mas pausado, las cosas que son importantes de aprender durante esta “adolescencia” son las siguientes:

a. Cuidar la actitud.
Recordemos que la mayor parte del tiempo estaremos trabajando con otros músicos. Además, cada músico es diferente y todos tendrán algo que aportar. Lo mas normal es que tarde o temprano se tenga que trabajar con un igual y menospreciar no ayuda a que esto se logre. El no saber controlar la egolatría es sin duda una de las razones mas comunes por las cuales no se logra trascender en un ámbito profesional.

b. Aprender que lo mas importante es la música. Por supuesto el show tiene su lugar, la imagen también y las malabares, pero es en esta etapa, en donde se define gran parte de nuestra personalidad como profesionales.

c. No importa si eres la metralleta mas rápida del mundo o si puedes sostener una nota durante dos horas, ahora es necesario buscar una voz propia y por ende desarrollar nuestro propio lenguaje.

Lo anterior me lleva a la “madurez musical”. Hablaré poco de ella puesto que considero que aun no alcanzo este punto y por ahora solo lo conozco de vista. Su principal característica es que no solo se ha logrado asimilar todo lo que se aprendió durante muchos años para tejerlo en un estilo nuevo, también se ha logrado una identidad; una voz propia. De pronto, la competencia entre compañeros te parece un tanto innecesaria; comprendes que no es necesario y de hecho es imposible saberlo todo, por lo tanto existe una especialización; aprendes a detectar tus errores y superarlos, así como encontramos la manera de potencializar nuestras virtudes.

Quienes nacieron y se formaron musicalmente con la escuela del “guitar shredder” al igual que las grandes figuras de este estilo, ven mas allá del virtuosismo mecánico. Por ejemplo, entienden que, la mayor virtud de Steve Vai es su genio en la composición, comprendemos que la grandeza de Paul Gilbert se encuentra en gran medida en su versatilidad, aceptamos que John Petrucci crea lineas melódicas y rítmicas geniales, y nos emociona saber que Kiko Loureiro es capaz de crear algunas de las melodías mas hermosas del metal. ¿La velocidad y el derroche técnico importa? ¡Por supuesto que sí! Pero los que llegan a la madurez, han comprendido que es solo un recurso, que debe trabajar para la música y no al revés, es decir, la técnica debe estar sometida a la música, no la música a la técnica.

En cuanto a los guitarristas que prefieren la pausa por sobre la cantidad de notas, ellos entienden el valor del silencio, aprenden a manejar esos momentos de insertidumbre y misterio que existe entre un sonido y otro, esto lleva a la creación de verdaderos de diálogos que se transmiten a diferentes niveles, por ejemplo, la conversación con los demás instrumentos se hace mas orgánica y los ensambles son mas sólidos; al no tener que teorizar o digerir una gran cantidad de información, el público suele recibir los mensajes de manera mas directa y así la conexión con el artista es mas rápida e intensa. Este tipo de músicos al lograr su masures, son maestros en crear catarzis y estados alterados de consciencia, de forma similar a como ocurre en rituales religiosos; esto se traduce en conciertos imponentes en que cambian tu vida para siempre.

Entonces al meditar todo esto, corroboré mi posición ante los típicos debates del tipo “velocidad vs feeling” o “técnica vs experimentación” y similares, a los cuales considero intrascendentes y hasta torpes. Ahora me convenzo aun mas de que como guitarristas, debemos encontrar un equilibrio entre dominio técnico, teórico práctico, interpretativo y expresivo. Después debemos lograr un repertorio amplio y versátil, en donde existan por lo menos tres guitarristas a los que conozcamos profundamente. También, para un músico, es imprescindible saber improvisar ya que es la manera mas directa de aplicar todas las características antes mencionadas, desde el dominio teórico práctico, hasta el interpretativo y expresivo. Y finalmente, hay que desarrollar la composición ya que junto con el poder de improvisación, tendremos las herramientas completas para alcanzar el objetivo que todo músico debe buscar y ese es, la voz interna; nuestra identidad.



NÉSTOR GUADALUPE HERNÁNDEZ ÁVILA

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